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miércoles, 31 de julio de 2013

RESUMEN DE "MAS INFORMACIÓN, MENOS CONOCIMIENTO"



Más información menos conocimiento” es un artículo escrito por Vargas Llosa, en el que describe la inflencía que ha tenido la tecnología en la cultura, en un relato de la biografía de Nicholas Carr.

Carr estudió Literatura en Dartmouth College y en la Universidad de Harvard y todo indica que fue en su juventud un voraz lector de buenos libros, luego, como le ocurrió a toda su generación, descubrió el ordenador, el Internet, los prodigios de la gran revolución informática de nuestro tiempo. Un buen día descubrió que había dejado de ser un buen lector, y, casi casi, un lector. Su concentración se disipaba luego de una o dos páginas de un libro.

Preocupado, tomó una decisión radical. A finales de 2007, él y su esposa abandonaron sus ultramodernas instalaciones de Boston y se fueron a vivir a una cabaña de las montañas de Colorado, donde no había telefonía móvil y el Internet llegaba tarde, mal y nunca. Allí, a lo largo de dos años, escribió el polémico libro que lo ha hecho famoso. Se titula en inglés The Shallows: What the Internet is Doing to Our Brains y, en español, Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?

En el mencionado libro reconoce la extraordinaria aportación que servicios como el de Google, Twitter, Facebook o Skype prestan a la información y a la comunicación, pero todo esto tiene un precio y, en última instancia, significará una transformación tan grande en nuestra vida cultural y en la manera de operar del cerebro humano. No es verdad que el Internet sea sólo una herramienta. Es un utensilio que pasa a ser una prolongación de nuestro propio cuerpo, de nuestro propio cerebro, el que, también, de una manera discreta, se va adaptando poco a poco a ese nuevo sistema de informarse y de pensar, renunciando poco a poco a las funciones que este sistema hace por él y, a veces, mejor que él.
Por ello, en la actualidad los estudiantes se han visto acostumbrados a picotear información en sus computadoras, sin tener necesidad de hacer prolongados esfuerzos de concentración, han ido perdiendo el hábito y hasta la facultad de hacerlo, y han sido condicionados para contentarse con ese mariposeo cognitivo a que los acostumbra la Red.
Por otro lado, Van Nimwegen, dedujo luego de uno de sus experimentos: que confiar a los ordenadores la solución de todos los problemas cognitivos reduce "la capacidad de nuestros cerebros para construir estructuras estables de conocimientos". En otras palabras: cuanto más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos.
En definitiva, Vargas Llosa confluye que: si Carr tiene razón, que la robotización de una humanidad organizada en función de la "inteligencia artificial" es imparable. A menos, claro, que un cataclismo nuclear, por obra de un accidente o una acción terrorista, nos regrese a las cavernas. Habría que empezar de nuevo, entonces, y a ver si esta segunda vez lo hacemos mejor.

CUESTIONARIO:


1. ¿Es cierto que existe una distorsión en la capacidad de análisis del lector que está atado a la información reverberante del internet?
Es cierto, los avances tecnológicos y la modernidad han desempeñado un papel que ha cambiado la manera de leer. Así tenemos por ejemplo los conocidos libros on-line, los cuales uno puede tener acceso gratuitamente o bajo una suscripción para su acceso, si bien este tipo de adelanto ha revolucionado el alcance de los lectores, por otro ha olvidado lo placentero de leer a través de un soporte material y físico, para algunos –queda claro- que prefieren del aroma de un buen libro. 

2. De ser positiva su respuesta, ¿cómo se produce ésta?
La manera en la que se produce una distorsión de la capacidad de análisis, como se ha venido explicando en el cuestionamiento anterior parte de la obligación que se ha convertido saber más, en lugar de servir como una fuente de dejar de lado el desconocimiento e ignorar menos. Es por ello, que en la actualidad, los estudiantes no leen, no por el sólo hecho de conllevar una flojeritis crónica -en el mejor de los casos- sino más bien debido a la deficiencia en la capacidad cognoscitiva, que ha sido producto de pocas horas de coger un libro y muchas de ventanas y pestañas de internet.

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